Tengo un pequeño olivar
Que crece muy lentamente.
”No es clima” dice la gente,
“Olivas nunca va a dar”.
Y a mí que me va a importar
Que olivas nunca me dé?
“Pues entonces para qué?”
Lo tengo para soñar.
Lo tengo para que el viento
Meza sus hojas plateadas
Que parecen arrancadas
De un misal de “cuatrocento”;
Y para escuchar su acento
Que es un acento tan fino.
No sé por qué me imagino
Que lo alienta un pensamiento
Más aéreo que el del pino,
Más profundo que el del viento.
Porque sé que con los años
Aumentará su belleza;
Porque le da la tristeza
Y le dan los desengaños
un encanto
Tan romántico y tan vivo,
Que la voz de cada olivo
Es el canto
Que llevamos escondido.
Y en su cuerpo jorobado
Hay un gesto de dolor,
Que es la angustia de un pecado
Que le será perdonado
Por ser pecado de amor.
Cuando veo el olivar
A la luz crepuscular,
siento la inmensa alegría
de haber vivido otro día
Para poderlo escuchar.
“No es clima”, dice la gente,
“Olivas nunca va a dar”.
Y a mí que me va a importar!
Yo no tengo un olivar
Para que olivas me dé.
“Pues entonces para qué?”
Lo tengo para soñar.
1 comentarios:
Precioso poema,
preciosa poetisa.
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