La abuelita tiene cabellos nevados
Y unos ojos claros, donde la bondad
Va poniendo dulces reflejos dorados
Sobre la tristeza de la ancianidad.
Más de ochenta inviernos pasaron por ella
Pero aún está fuerte para trabajar;
Prepara unos dulces, hace una paella
Que nadie ha podido jamás imitar.
Por las noches cuando la cena termina
Limpia diligente la inmensa cocina,
Toma su calceta y en el gran salón,
Al coro de nietos que la solicitan,
Cuántas historietas cuenta la abuelita
Hasta que se duerme junto a su sillón.
Encuentra en Amazon libros sobre la obra de Rosario Sansores:
0 comentarios:
Publicar un comentario