En pletórica sala de anticuario,
en un rincón, magnífica y discreta,
con oro exhausto de brillar, secreta
emoción le regala al visionario.
La miro con afán, es relicario...
colorido recuerdo en la paleta...
¿Cuál, de Amar, de Solís o de Ezpeleta
fue su grande señor y propietario?
Su contorno es tallado y una roja
y damasquina seda lo ennoblece;
que prendida a sus hilos fallece,
parece que se advierte una congoja
como en árbol de otoño, en que una hoja
adherida a su tronco lo entristece.
en un rincón, magnífica y discreta,
con oro exhausto de brillar, secreta
emoción le regala al visionario.
La miro con afán, es relicario...
colorido recuerdo en la paleta...
¿Cuál, de Amar, de Solís o de Ezpeleta
fue su grande señor y propietario?
Su contorno es tallado y una roja
y damasquina seda lo ennoblece;
que prendida a sus hilos fallece,
parece que se advierte una congoja
como en árbol de otoño, en que una hoja
adherida a su tronco lo entristece.
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