Un ave de hierro y acero;
su canto es potente zumbido;
tiene alas inmensas, sin plumas,
y en el cobertizo su nido.
Es como un pájaro gigante
que vuela sobre mi balcón;
oigo un instante su latido...
¡Tiene un motor por corazón!
Algo que causa maravilla
es verlo elevarse del suelo.
Ni la misma águila caudal
podría alzar tanto su vuelo.
¿Quién, cuando pasa un avión,
no siente, en su alma, un anhelar?
¡Volar, volar, como las aves!
¡No tener alas... y volar!
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