El caballo, el caballo, el caballito,
que siempre cumple con su obligación;
tirando pasa de su cochecito,
cada mañana bajo mi balcón...
Por ayudar a su amo se apresura
sin hacerse jamás el remolón.
¡Ninguna carga le parece dura
al caballo trotón!
¡Qué gracioso con ese sombrerito,
que le alivia del sol en el estío!
¡El caballo, el caballo, el caballito
me parece ya un buen amigo mío!
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