Maruja tiene un cordero
de fino y blanco vellón;
allí donde entra la niña
va el cordero, de rondón.
Siempre detrás de Maruja
en las escuela se entró un día.
¿Quién vio a un cordero en la escuela?...
Toda la clase reía...
Enojada, la maestra
de la escuela le arrojaba.
El corderito, a la puerta,
callado y quieto, aguardaba...
Y cuando su ama salió,
¡Oh, cuántos mimos le hacía!
Así por su travesura,
¡perdón, perdón! le pedía...
"¿Por qué tanto, a Marujita,
quiere su cordero?", un niño
preguntó. "Porque ella es buena
y le trasta con cariño."
Así dijo la maestra.
Y añadió: "Habéis de querer
para que os quieran; que es justo
sembrar para recoger."
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