Con el verano aparece
el carro de los helados.
¡Cómo salen, a su paso,
los chicos entusiasmados!
El carro de los helados
se detiene en una esquina.
"¡Corred, niños, a probar
la exquisita golosina!"
"¡Los hay de café y de fresa!
¡De vainilla! ¡Mantecados!"
¡Qué bien suena a los oídos
el pregón de los helados!
Y si el carrito se aleja,
corren los chicos tras él,
y acuden otros, y otros,
como moscas a la miel.
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