Abramos la dulce tierra
con amor, con mucho amor;
es éste un acto que encierra,
de misterios, el mayor.
Cantemos, mientras el tallo
toca el seno maternal.
Bautismo de luz, da un rayo
al cono piramidal.
Le entregaremos ahora
a la buena agua, y a vos,
Noble Sol; y a vos, señora
Tierra, y al buen Padre Dios.
El Señor le hará tan bueno
como un buen hombre o mejor:
en la tempestad, sereno,
y en toda hora, amparador.
Te dejo en pie. Ya eres mío
y te juro protección
contra el hacha, contra el frío,
y el insecto, y el turbión.
A tu vida me consagro;
descansarás en mi amor.
¿Qué haré que valga el milagro
de tu fruto y de tu amor?
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