Qué fácil sería
volver, tú a mí y yo a ti,
bastaría decir:
"Que Dios esté sobre los seres".
Sólo el demonio
pudo separarnos, ¿lo ves?
metiéndose entre nuestros ojos
como arena,
como cicuta entre los labios,
como ortiga sobre nuestros vientres,
como denuestos sobre nuestra lengua.
Dios, Señor te invoco
para poner orden en nuestra naturaleza,
nivel en nuestra dispar definición,
para que pases por en medio
de nuestras dos almas
y cese el caos
y se haga la luz.
Si en el principio fue el verbo
sea la palabra amor.
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