Como sumando gotas, una a una,
desde mi antigua sangre hasta mi muerte,
mides mi fondo, escalas mis alturas.
Conoces cuanto pasa por mi frente:
el laurel y el olvido y los recuerdos
y el amor que me cura y que me hiere.
Soy de tu paraíso y tus infiernos
el alma preferida, en ti me salvo
a cada instante y vuelvo y me condeno.
Entre las soledades nos hallamos
y en el mayor silencio, tu palabra
ordena el movimiento de mis actos
para ser el amado y el que ama.
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