Hay un punto en el camino,
donde se empieza a querer,
el que no lo vio, no supo
cuándo, cómo, dónde fue.
El que lo vio se detuvo
o saltó, o se devolvió.
Y hay quien lo viene mirando
y cae... son cosas de Dios.
Hubo quien lo vio y cayó
y aún después de caer
hizo otra vez el camino
para caer otra vez.
Yo no te dije que fueras
ni que dejaras de ir.
Pero es que si tú no vas,
él mismo viene hacia ti.
No hay manera de dejarlo
ni de salirlo a buscar,
es un punto en el camino
que tiene su caminar.
Cuando me pediste amparo
no te supe dar razón;
no sabía, no sabía,
y esas son cosas de Dios.
Yo tengo los pies enfermos
de un modo de caminar,
que se devuelven solos
a donde quiera que estás.
Ya ves que es cosa de Dios
este empezarte a querer
y este seguirte queriendo
y este quererte después.
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