Miniatura del bosque soberano
y consentida del vergel y el viento,
los campos cruza en busca de sustento
sin perder nunca el colmenar lejano
De aquí a la cumple, de la cumbre al llano,
siempre en ágil, continuo movimiento,
va y torna, como lo hace el pensamiento
en la colmena del cerebro humano
Lo que saca del cáliz de las flores
lo conduce a su celda reducida,
y sigue sin descanso sus labores
Sin saber ¡ay! Que en su vaivén incierto
lleva la miel para la amarga vida
y el blanco cirio para el pobre muerto.
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