El habla delicada
del amante que estimo,
miel y leche destila
entre rosas y lirios
Tan suave se introduce
su delicado silbo,
que duda el corazón
si es el corazón mismo
Al monte de la mira
he de hacer mi camino,
con tan ligeros pasos
que iguale al cervatillo
De bálsamo es mi amado,
apretado racimo
de las viñas de Engaddi
el amor le ha cogido
De su cabeza el pelo,
aunque ella es oro fino,
difusamente baja
de penas a un abismo
El rigor de la noche
le da color sombrío,
y gotas de su hielo
le llenan de rocío
Rojas azucenas
de sus labios divinos,
mirra amarga destilan
en su color marchitos
Huye, áquilo; ven, austro:
sopla en el huerto mío;
las éras de las flores
den su olor escogido
Sopla más favorable
amado ventecillo,
den su olor las aromas,
las rosas y los lirios
Mas ¡ay! Que ni sus luces
de fuego y llama hizo,
hará dejar su aliento
al corazón herido
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