Me ha herido recatándose en las sombras,
sellando con un beso su traición.
Los brazos me echó al cuello y por la espalda
me partió a sangre fría el corazón.
Y ella impávida sigue su camino,
feliz, risueña, impávida,
¿y por qué?
Por qué no brota sangre de la herida...
¡porque el muerto está en pie!
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