Era yo ignota: mas Colón un día
requirió su ministerio al mar de Atlante,
y a la imperiosa voz del navegante
el velo se rasgó que me cubría.
Entonces una ilustre monarquía
de anhelos generosos rebosante,
me engarzó cual riquísimo diamante
en la corona que su sien ceñía.
Ya libre soy; pero mi fe, mi lengua,
mi sangre es suya, y proferir no debo
ni una palabra de su nombre en mengua.
Si ya ni perlas de mis hondos mares,
ni plata ni oro ante sus plantas llevo,
mi amor le doy en cambio y mis cantares.
Encuentra en Amazon libros sobre la obra de Mariano Álvarez R.:
requirió su ministerio al mar de Atlante,
y a la imperiosa voz del navegante
el velo se rasgó que me cubría.
Entonces una ilustre monarquía
de anhelos generosos rebosante,
me engarzó cual riquísimo diamante
en la corona que su sien ceñía.
Ya libre soy; pero mi fe, mi lengua,
mi sangre es suya, y proferir no debo
ni una palabra de su nombre en mengua.
Si ya ni perlas de mis hondos mares,
ni plata ni oro ante sus plantas llevo,
mi amor le doy en cambio y mis cantares.
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