Dulce como el arroyo soñoliento,
mansa como la lluvia distraída,
pura como la rosa florecida
y próxima y lejana como el viento.
Esta mujer que siente lo que siento
y está sangrando por mi propia herida
tiene la forma justa de mi vida
y la medida de mi pensamiento.
Cuando me quejo es ella mi querella,
y cuando callo mi silencio es ella,
y cuando canto es ella mi canción.
Cuando confío es ella la confianza,
y cuando espero es ella la esperanza,
y cuando vivo es ella el corazón.
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