Érase una niña que quería ver
lo que tenía dentro de la oreja.
Lo intentó una vez, y otra vez, y otra...
y sin verlo se murió de vieja.
Este era un señor, viejo y testarudo
que nunca la barba se quiso cortar.
Mochuelos, gallinas, palomas, gorriones,
en ella, contentos, fueron a anidar.
Érase un señor que ganar quería
premio en las carreras, montado en un oso,
"Sólo hay que educarlo -afirmar solía-,
para que galope cual corcel brioso."
Esta era una dama boba y presumida,
sombreros y trapos tenía a montones:
los dejó tirados en una buhardilla
¡Y se los comieron, todos, los ratones!
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