Ni tú ni yo. Tan sólo dos alientos.
Humo en ascenso sobre los albores
de los linos, tu sueño con mi sueño.
En nuestro respirar está la noche
apoyando sus alas. Las estrellas
como villanos flotan sobre el orbe.
Está bajo los párpados ilesa
la hora por venir. Y los instantes
no conocen la espuma ni la arena.
Y es posible a las luces de la amante,
vagar entre las sombras del amado.
Y mi tacto es tu piel, como tu sangre
mi pulso y tu sonrisa son mis labios.
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