Te digo una cosa
te amo, oh mujer;
mis sentimientos eclipsados
quedaron al ver la luminosidad
de tus bellos ojos; la aurora
delicada imagen que venero
esa mañana vieron florecer
la más bella rosa.
Hoy vives allí reclinada
en mi mente
ardiente dentro de mi ser
los tiempos a tu lado,
olvido, y el fino, delgado frío
del invierno
en el ropaje de tus besos
duerme.
El agua, pequeños granos de trigo
son tus brazos suaves
mi noble ilusión, mi gran amor
pequeña perla, que me regaló
la naturaleza
te quiero y aguardo allí en mi alma
donde despierta el espíritu
del amor de la vida.
La noche, esa hermosa pintura
tatuada de luces
escapar dejó mi estrella
la que me guía en mi destino
los días, esos obligados turnos,
envidian que me lleves,
por el sendero aprisionado
en el amor, en la alegría.
Junto al viento, vivimos,
entre sus corrientes te siento
implacable, aroma de tus besos.
Y como un pequeño velero
viajo, lleno de conquista
no hay puerto, en mi ruta
nadie me espera
capitán con destino
remando en el mar de tus
dulces labios...
Amando, en esa isla desconocida
de tus sentimientos,
en tierras tuyas, allí tengo
todo, agua, luz, oro.
Quiéreme amor, quiéreme...
Vivir contigo siempre
mujer sueño eterno
sembrado a mi mente
preso en la jaula de tus
brazos, interminablemente.
Pero qué pasará
si un día me dejaras,
si dejaras de quererme.
resucitará la lluvia del alma,
arrancaré la raíz de aquel árbol
abrazaré la puerta de la angustia,
construiré la nave del olvido
andaré lejos de ti
volaré sobre el tiempo
y en piedra de fuego
me alejaré, entre la luz,
el agua y la tierra.
So le cuentas a la humanidad
y me consideras
malo, viejo, aburridor y terco,
lento inventor y loco
impostor, calculador necio.
Mas si te tocas mujer:
ve a tu lado nace las raíces,
enterradas en tus suenes
hojas blancas que podrás
arrojar al viento.
Semillas que nacen
cada día,
porque me sembré a tu cuerpo
y florecerán en cualquier tiempo.
En ti viviré, y no podrás
olvidarme nunca.
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